Pubalgia: Síntomas y tratamiento

Pubalgia
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En la búsqueda constante de ofrecer un cuidado integral de la salud, la Policlínica Omega se adentra en el estudio y tratamiento de la pubalgia, una lesión que afecta especialmente a deportistas y cuyo impacto en la calidad de vida y el rendimiento físico es significativo. En este artículo, exploraremos en detalle qué es la pubalgia, sus causas, síntomas y opciones de tratamiento disponibles en nuestra policlínica. Nuestro compromiso es brindar atención especializada y personalizada para ayudarte a superar esta afección y recuperar tu bienestar físico de la mano de nuestros profesionales expertos en fisioterapia y rehabilitación. Acompáñanos en este viaje hacia una recuperación efectiva y duradera.

¿Qué es la Pubalgia?

La pubalgia se define como el dolor agudo localizado en la región de la sínfisis pubica en la union anterior de los dos huesos pélvicos. Normalmente suele darse en deportistas, y con gran frecuencia nos encontramos inflamación en la musculatura abdominal (que se inserta en la parte superior de la rama publica) y musculatura de la cara interna del muslo (insertada en parte inferior de la rama publica). 

La practica deportiva mas incidente en este tipo de lesión es el futbol o el atletismo, ya que tanto los gestos de “chut” al balón, o cambios de ritmo generan un aumento de estrés en las inserciones de los músculos abdominales y aductores que generan fuerzas opuestas y pueden generar irritaciones en las ramas públicas.

En cuanto a la epidemiología, la mayoría de pacientes son hombres de edad inferior a los 40 años. La mayor prevalencia en el sexo masculino probablemente se explique porque hay más hombres que practican los deportes implicados en este tipo de lesiones y por las diferencias anatómicas y biomecánicas entre la pelvis femenina y la masculina.

Síntomas

La sintomatología clínica consiste en un dolor púbico e inguinal insidioso y profundo, normalmente unilateral y que puede irradiar hacia el periné. En cambio, en las mujeres acostumbra a ser bilateral, irradiando lateralmente desde la línea media . Empeora con la actividad física. Se alternan periodos de aumento del dolor con otros de mejoría clínica.

En la exploración física se objetiva la aparición de dolor localizado en la inserción púbica del músculo recto abdominal y/o el aductor largo o en el anillo inguinal externo, al hacer maniobras con resistencia a la aducción de la cadera o haciendo contracciones abdominales. Normalmente no se detecta hernia inguinal y es por eso que se debe dejar de utilizar el término “hernia deportiva” para denominar a este espectro de lesiones.

Entre las posibles patologías que pueden suceder con síntomas parecidos a la pubalgia, tendremos que realizar un diagnostico diferencial entre hernia inguinal, hernia muscular del músculo aductor largo, fractura de estrés, lesión labral, osteomielitis y atrapamiento de raíces nerviosas. La similitud de la clínica entre la pubalgia deportiva y la hernia inguinal se debe a la proximidad anatómica de estas lesiones con el margen medial y posterior del anillo inguinal externo. La hernia inguinal puede ser una consecuencia de la patología que produce la pubalgia deportiva si la lesión se extiende hasta el anillo, al debilitar el muro posterior del canal inguinal.

Para diagnosticar de forma fiable esta patología se usan tradicionalmente técnicas de diagnostico por imagen como radiografía, ecografía, TAC o resonancia magnética.

¿Necesitas tratar una pubalgia?

Tratamiento

El tratamiento inicial para una pubalgia se basa en el reposo de la actividad física causante de la irritación y el uso de antiinflamatorios orales. Posteriormente, la fisioterapia es una de las bases más importantes a la hora de tratar esta patología. El trabajo de la fisioterapia será centrarse en la causa del problema, y no en sus síntomas, para así poder eliminar el problema inicial y que no se produzcan recidivas. 

El fisioterapeuta deberá identificar cualquier anomalía en el equilibrio biomecánica en estructuras como la pelvis o la cadera, atrofias o disfonías musculares que alteren el equilibrio normal del cuerpo y la correcta distribución de las cargas y tensiones. Esto se consigue trabajando sobre las articulaciones (movilizando áreas hipomóviles, elastificando ligamentos, etc.) y con la prescripción de ejercicio físico especifico.

De esta manera podríamos dividir el tratamiento en dos fases:

  • Una inicial mas enfocada a reducir los síntomas como el dolor y la inflamación a través de técnicas farmacológicas antes mencionadas, trabajo manual sobre músculos tendones y fascias con el fin de reducir su tensión, manipulación y movilidad de articulaciones sacroiliaca y/o coxofemoral, aplicación de agentes físicos como calor, microondas, electroterapia, magnetoterapia, etc.
  • Posteriormente, con el cuadro clínico reducido, propondríamos un entrenamiento específico para mejorar la estabilidad pélvica y sobre la musculatura mas implicada (abdominal y aductora) para generar un buen contexto de fuerza y elasticidad que nos permita realizar el deporte con mayor seguridad y con el menor riesgo de recidiva.
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