La terapia miofascial es un conjunto de técnicas utilizadas por los fisioterapeutas para localizar, valorar y tratar las restricciones del sistema miofascial.
Esta técnica permite al fisioterapeuta aliviar el dolor del paciente y restablecer la normal movilidad de sus estructuras corporales.
En este artículo te explicaremos en qué consiste el sistema miofascial, su función y su funcionamiento, así como la importancia, los beneficios y las aplicaciones de la terapia miofascial.
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Toggle¿Qué es la fascia y cuál es su función?
Pues bien, la fascia o sistema fascial es una red de tejido fibroso conectivo de color blanquecino y rica en colágeno, que recubre y penetra todas las estructuras del cuerpo humano, tanto musculoesqueléticas (músculos, huesos, tendones, ligamentos) como viscerales y vasculares, una separación adecuada entre las mismas, a la vez que generando proporciona continuidad y unión entre los tejidos para mejorar la función y el soporte de las mismas.
La fascia, cuando está sana, forma una interfaz deslizante con el órgano o el tejido subyacente, y una red de conexión y cohesión corporal. Reviste, sostiene y separa, conecta y divide, envuelve y da cohesión. Las cadenas miofasciales son vías de comunicación entre todas las estructuras de nuestro cuerpo, y forman un sistema de tensiones recíprocas. Así que, cumple un papel fundamental en nuestros patrones de postura, y si está alterada en su movilidad y elasticidad, provoca rigidez generalizada y dificultades en la movilidad.
Además, la fascia forma las membranas que envuelven el cerebro, la médula espinal y los nervios periféricos; preserva la temperatura corporal y nutre los tejidos; mantiene el bombeo circulatorio de sangre y linfa; y contribuye en la curación de heridas mediante la producción de colágeno.
De la misma manera que disponemos de cinco sentidos para captar información de nuestro entorno, disponemos de otros sistemas receptores, una gran cantidad de “sensores” repartidos por todo el cuerpo, que nos informan de nuestro estado interno. A estos sistemas receptivos se les agrupa de muchas formas, pero vamos a comentar tres aspectos claves:
- El sentido interoceptivo: nos proporciona información sobre nuestras necesidades fisiológicas para regular la homeostasis en el cuerpo: necesidad de beber agua, el hambre y el deseo de algún tipo de alimento en concreto, el exceso de calor o de frío, la necesidad de reposo, por ejemplo.
- El sentido propioceptivo: nos indica nuestra posición en el espacio, y colabora con el sentido de la vista, el tacto y el oído para orientarnos. Nos facilita el movimiento coordinado porque nos informa de dónde está y cómo se traslada el conjunto y cada parte de nuestro cuerpo.
- El sentido nociceptivo: es el que nos interesa especialmente en el contexto de los Síndromes de Sensibilización Central (conjunto de patologías y síntomas como la fibromialgia, dolor crónico, síndrome de fatiga crónica, cansancio, trastornos digestivos, dolor de cabeza, trastornos urinarios o alteraciones en la articulación temporomandibular entre otras) porque alerta del daño: son receptores del dolor complementarios a las terminaciones nerviosas que revisten todo el cuerpo. Detectan constricciones en los vasos sanguíneos o falta de oxígeno en los tejidos, entre otros problemas.
Gracias a estudios realizados en las últimas décadas sabemos que toda este serie de receptores no se encuentran sólo en la musculatura, o en la piel, sabemos que la red fascial alberga una gran parte de estos receptores y que en casi todas partes de los tejidos fasciales se encuentra una miríada de diminutas terminaciones nerviosas “libres”(sin el recubrimiento de mielina).
Así que, si hablamos de la relación sensorial con nuestro propio cuerpo, tanto si consiste en pura propiocepción (la capacidad de situar de nuestro propio cuerpo y movimiento en el espacio) o nocicepción (la percepción del dolor) o la interocepción visceral, la fascia constituye definitivamente nuestro órgano de percepción más importante.
Por todo ello concluimos que la fascia tiene un rol fundamental en nuestra capacidad de movernos y que es una estructura clave en los procesos crónicos de fatiga y dolor.
¿Qué relación existe entre la fascia y el dolor crónico en la movilidad?
La fascia y otros tejidos conectivos se lesionan por muchos motivos como por ejemplo un desgarro, un mal gesto o movimientos repetitivos. En los procesos de recuperación de ese daño, se forman fibrosis, es decir, cicatrices o acumulaciones de tejido que intentan recomponer y recuperar la fibra dañada.
En pequeñas situaciones, una alteración de este tipo es muy asumible, pero a veces el daño es realmente importante o se sostiene demasiado tiempo en el cuerpo (tensiones, sobrepeso, malas posturas, por ejemplo). Este tipo de situaciones más graves pueden llegar a hacernos perder la alineación o el movimiento normal de las articulaciones.
Desafortunadamente, el dolor crónico y la inflamación pueden cambiar la forma en que funciona nuestro sistema nervioso central, de modo que se vuelve hipersensible al dolor. Cualquier persona con un Síndrome de Sensibilización Central puede tener respuestas dolorosas en casos en los que otras personas no sentirían dolor (alodinia), o tener respuestas de dolor masivas en casos en que otros tendrían un dolor leve (hiperalgia). Y, mientras que la respuesta al dolor disminuye rápidamente cuando no hay enfermedad, una vez que se elimina el estímulo nocivo, las personas afectadas de Sensibilización Central tienen una respuesta al dolor prolongada, ya que el sistema nervioso central está sobrecargado y, para protegernos de un daño aún mayor, tiende a permanecer activado, alerta.
¿Qué es la terapia miofascial?
Definimos la terapia miofascial como un conjunto de técnicas de deslizamiento suave y presión sostenida en los diferentes segmentos corporales a tratar, que el fisioterapeuta utiliza para primeramente localizar, después valorar y por último tratar las restricciones del sistema miofascial.
Estas restricciones son cambios estructurales de la fascia que pueden provocar disfunciones miofasciales, las cuales interfieren notablemente en la calidad de vida del paciente ya que provoca molestias, debilidad muscular, disminución del rango de movimiento y dolor.
Para localizar estas restricciones el fisioterapeuta debe conectar con la movilidad del tejido afecto; para valorarlas debe comparar la movilidad del tejido afecto con la movilidad de los tejidos adyacentes; y para poder tratarlas acompañará al movimiento a este tejido hasta conseguir su total liberación.
El tratamiento de terapia miofascial debe ser individualizado, con una visión global del paciente. Es importante hacer una valoración en estático y en dinámico, viendo la amplitud del movimiento. Dentro de esta evaluación se explorará la temperatura de los tejidos y el aspecto visual.
¿Cómo funciona la terapia miofascial?
Como hemos comentado anteriormente, cuando se impone al cuerpo estrés, lesión, mala postura, movimientos repetitivos o mala nutrición o hidratación, la fascia puede volverse inelástica y rígida. Esto restringe el movimiento normal de los tejidos conectivos debajo, lo que provoca dolor, inmovilidad e incluso un mayor riesgo de lesiones.
Con este fin, la terapia miofascial tiene como objetivo liberar la tensión y el estrés en la fascia, en los puntos gatillos miofasciales, en las contracturas, restaurando así el movimiento normal, aliviando el dolor y reduciendo el riesgo de más daño tisular.
Para conseguir liberar esta tensión el profesional aplicará las técnicas con las que cuenta la liberación miofascial (liberación directa y liberación indirecta), eligiendo en cada caso la que considere más oportuna según el tipo de paciente, su sintomatología y la zona a tratar.
Beneficios de la terapia miofascial
1. Reducción del dolor muscular
En situaciones normales, cuando tenemos tensiones fasciales o puntos gatillo la fascia cambia de ser elástica y adaptable a ser rígida e inelástica provocando dolor, disminución de movilidad, disminución de riego sanguíneo en la zona y rigidez. Gracias a la terapia miofascial se consigue normalizar el estado de la fascia, resolviendo la sintomatología al paciente.
Los pacientes con Síndromes de Sensibilización Central tienen una respuesta al dolor prolongada, y es por ello que su sistema fascial está siempre en tensión para protegerles. Con terapia miofascial, al liberar las restricciones en la fascia y mejorar la circulación, se reduce la sensibilidad y la incomodidad en los tejidos afectados. Esto puede mejorar tu calidad de vida, permitiéndote realizar tus actividades diarias con mayor comodidad y sin limitaciones.
2. Mejora de la movilidad
Al liberar la tensión y las restricciones en los tejidos musculares y fasciales, se mejora la elasticidad y la capacidad de contracción de los músculos. Esto se traduce en un mayor rango de movilidad articular, una mayor fuerza, resistencia y eficiencia en el movimiento. Además, la terapia miofascial ayuda a los deportistas ya que acelera la recuperación muscular después de una actividad física, ayudando a mantener un rendimiento óptimo y disminuyendo la posibilidad de lesiones.
3. Relajación y bienestar general
La terapia miofascial no solo tiene beneficios físicos, sino también emocionales Durante una sesión de terapia miofascial, se liberan endorfinas, las “hormonas de la felicidad”, que promueven la relajación y reducen el estrés. Muchos pacientes experimentan una sensación de calma y bienestar después de una sesión, lo que contribuye a un estado mental más equilibrado y tranquilo.
Aplicaciones de la terapia miofascial en fisioterapia
1. Tratamiento de lesiones musculares
Siempre que se produce una lesión muscular, la fascia se ve alterada, afectando así a la recuperación de la lesión. Es por ello, que aplicar terapia miofascial en todos los casos de lesiones musculares está indicadísimo, ya que estaríamos contribuyendo a la rápida recuperación del paciente, a la disminución de posibles lesiones secundarias a la principal o primaria y a la vuelta de la actividad habitual del paciente.
2. Patologías crónicas
En patologías crónicas como pueden ser la lumbalgia crónica, la fibromialgia o el síndrome de dolor miofascial utilizar la terapia miofascial ayuda mucho al paciente, no solo mejorando su calidad de vida y la posibilidad de realizar sus actividades de la vida diaria con menos dolor, sino también disminuyendo la aparición de puntos gatillos, aumentando el rango de movilidad y mejorando sus patrones posturales.
3. Rehabilitación postquirúrgica
Tras las cirugías, sean del tipo que sean, se producen retracciones en la fascia, ya que, como se ha dicho anteriormente, ésta recubre y penetra en todas las estructuras corporales, con lo cual, al realizarse las incisiones quirúrgicas se va a romper la continuidad de esta red de tejido. Aunque el cirujano vuelve a unir los tejidos, se produce una cicatriz, y con ella retracciones y adherencias de las distintas capas. Esto lleva al paciente a una disminución de movilidad, dolor y cambios en los patrones posturales.
Con la utilización de la técnica miofascial contribuimos a disminuir estas retracciones y adherencias a disminuir el dolor y a mejorar la irrigación de la zona afectada, lo cual también provoca la aceleración de la cicatrización de los tejidos y todo con todo ello conseguimos agilizar el proceso de recuperación del paciente y su funcionalidad.
4. Mejora del rendimiento deportivo
Para un deportista recibir terapia miofascial tiene muchos beneficios ya que acelera la recuperación muscular después de una actividad física, ayudando a mantener un rendimiento óptimo. Además supone una herramienta en la prevención de lesiones porque normaliza el estado de las estructuras corporales, dejando que el deportista tenga una sensación de bienestar generalizado que le permite mantener las posturas correctas durante su práctica deportiva y durante sus actividades cotidianas, y notar cualquier tensión en el momento de producirse.
¿Quién puede beneficiarse de la terapia miofascial?
Como hemos dicho antes, la terapia miofascial resulta muy beneficiosa en personas que tienen lesiones musculares o patologías crónicas, en personas que han sufrido una intervención quirúrgica y en deportistas que quieren mejorar su rendimiento deportivo, la terapia miofascial es de gran ayuda para las personas que tienen cualquiera de las siguientes lesiones/patologías:
- Algias vertebrales (lumbalgias, dorsalgias, cervicalgias)
- Lumbociáticas
- Latigazo cervical
- Tendinopatías
- Hombro doloroso
- Fascitis plantar
- Cicatrices postraumáticas
- Disfunciones de ATM
Consejos para complementar la terapia miofascial
Conseguir que el paciente mejore y se consiga mantener en un buen estado de salud no solo depende del trabajo del fioterapeuta. El paciente debe poner de su parte y seguir con los consejos del profesional, entre los cuales serán:
- Realizar ejercicio regularmente: mantenerse activo con un programa de ejercicio regular ayuda a fortalecer los músculos y prevenir la aparición de tensiones.
- Mantener buenas posturas: evitar posturas que puedan sobrecargar los músculos.
- Realizar estiramientos diariamente para relajar las posibles tensiones generadas a lo largo del día.
- Manejar o reducir el estrés: el estrés emocional contribuye al aumento de dolor miofascial, por lo que saber gestionar el estrés es clave.
- Aprender a escuchar las sensaciones que nos manda nuestro cuerpo: saber percibir las tensiones que puedan producirse lo más temprano posible, y acudir al fisioterapeuta para relajarla es importante para que la tensión repercuta lo menos posible en el resto de estructuras.
Conclusión
Como fisioterapeuta utilizo mucho la terapia miofascial para el tratamiento de los pacientes que acuden a la clínica, ya que aporta muchos beneficios y es aplicable a todo tipo de lesiones. Reduce dolor, elimina tensiones, aumenta el grado de movilidad articular, relaja, mejora el rendimiento deportivo.
Por todo ello, te invito a consultar a nuestros fisioterapeutas si esta técnica puede ayudar en tu caso, y disfrutar así de sus múltiples beneficios, comprobando cómo mejora tu calidad de vida siguiendo los consejos que el profesional te dé.
Saber escuchar nuestro cuerpo y ponernos en la ayuda del profesional indicado es clave para tener una vida saludable física, mental y socialmente.