El hígado graso se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en las células hepáticas, lo que puede comprometer su función y llevar a problemas de salud más graves. Sin embargo, una buena noticia es que la dieta juega un papel fundamental en el manejo y la reversión de esta condición. En este artículo, exploraremos los principios clave de la dieta recomendada para el hígado graso y cómo hacer elecciones alimentarias saludables puede marcar la diferencia en la salud de tu hígado y tu bienestar general.
Tabla de Contenidos
Toggle¿Qué es el hígado graso?
El hígado es el órgano más grande del cuerpo humano, el cual tiene 2 funciones principales: Elimina desechos a la vía digestiva y produce una emulsión para que las grasas se puedan digerir correctamente.
Cuando existe una alteración del metabolismo lipídico hepático, aparece lo que se conoce como hígado graso, que es una de las patologías más comunes en la población, caracterizada por la presencia de grasa en el mismo. Esta enfermedad está directamente relacionada con la presencia de ciertos trastornos metabólicos, tales como la obesidad central, dislipemia, hipertensión y diabetes.
Patrones de posibles lesiones hepáticas
Existen 3 patrones de lesión hepática, que son:
1. Citólisiso inflamación hepática (elevación de transaminasas)
Llamamos citólisis al proceso por el cual el hígado se inflama y comienzan a romperse las células hepáticas, llamadas hepatocitos. La rotura de estas células acarrea la liberación de las transaminasas al torrente sanguíneo (GPT/ALT VS GOT/AST). Dentro de este tipo existen 2 subtipos, que son:
- Citólisis leve: Una citólisis leve es una pequeña inflamación del hígado, la cual puede provenir de una mala alimentación, un traumatismo (accidente, golpe…etc) o por la toma de fármacos.
- Citólisis grave: Una citólisis grave es una gran inflamación del hígado, y lo más llamativo en cuanto a ello es el paradigma de la hepatitis vírica (hepatitis A), cuyo parámetro sube unos 5-10 veces más de lo normal. Sus síntomas son: Ictericia, fiebre muy elevada, dolor abdominal, y hepatomegalia.
2. Colestasis (elevación de bilirrubina, FA y GGT)
Llamamos colestasis a la alteración que se produce en la función hepática, ocasionado por una obstrucción en la vía de drenaje de la bilis. Esta obstrucción se puede producir por cálculos biliares o por tumores de la vía biliar, llamados ampulomas. El proceso para que se produzca una colestasis es el siguiente:
- El tubo de la vesícula biliar va hacia el tubo digestivo para realizar estas funciones. Si éste está obstruido, dentro del mismo se acumula lo que se debería de drenar, que son la bilirubina y las sales minerales (observar ilustración 1).
- Al haber este acúmulo, por toxicidad y por destrucción, se produce rotura de células y salen al torrente sanguíneo la fosfatasa alcalina y GGT.
- En analítica, por tanto, si existe un problema de este tipo tendríamos elevado: bilirrubina, fosfatasa alcalina y GGT.
- Por ello, como la GGT está fundamentalmente en el hígado, si ésta está elevada es porque existe un problema en el mismo (Observar ilustración 2).
3. Insuficiencia hepática aguda (aumento del TP y disminución de la albúmina)
El último patrón es que el hígado no produzca las sustancias que tiene que producir. Éste, en ocasiones normales sintetiza lo que conocemos como albúmina, cuya vida media es de 2-3 semanas.
Por ello, en un paciente con insuficiencia hepática, ésta estaría disminuida, lo que quiere decir que el hígado está fallando desde hace un tiempo.
Tipos de hígado graso
El hígado graso se divide en 3 tipos: Esteatosis simple sin inflamación, esteatosis hepática no alcohólica y esteatosis hepática alcohólica. Esta dos últimas se distinguen de la primera por la inflamación y el agrandamiento de los hepatocitos, los cuales pueden provocar fibrosis avanzada, cirrosis o carcinoma hepático. En las ilustraciones se muestra la esteatosis simple sin inflamación y la esteatosis hepática no alcohólica.
1. Esteatosis simple
Llamamos esteatosis simple a la presencia de grasa en el hígado, la cual no conlleva ningún síntoma. Esta patología puede provocar niveles altos de colesterol y de triglicéridos.
2. Esteatosis hepática no alcohólica
Llamamos esteatosis hepática no alcohólica al acúmulo de grasa en los hepatocitos, la cual no se relaciona con enfermedad hepática previa ni por consumo excesivo de alcohol. La primera causa de esta patología es la resistencia a la insulina, con lo cual se ha de descartar que exista diabetes o un síndrome metabólico en el/la paciente que la presente. Las causas secundarias pueden ser la toma de fármacos o la genética. Ésta patología se puede sospechar por 3 razones:
- Por la relación ALT/AST en el análisis clínico, la cual si el/la paciente presenta esteatosis hepática, este dato sería superior a 1.
- Por la presencia de síntomas, tales como:
- Flatulencias (40%).
- Molestias en hipocondrio derecho.
- Dispepsia.
- Por una ecografía, observando el espacio de morrison. Para detectar si el hígado de un/una paciente presenta una esteatosis hepática no alcohólica, necesitamos observar el espacio de morrison mediante una ecografía.
Para conocer si existe esteatosis hepática no alcohólica, nos tenemos que fijar en lo siguiente: El parénquima hepático tiene que tener del mismo color que el parénquima renal. En esta imagen, el color del parénquima hepático es diferente, pues está mucho más claro. Por ello, cuanto más blanquecino, mayor grado de infiltración de grasa tiene ese hígado.
3. Esteatosis hepática alcohólica
La esteatosis hepática alcohólica consiste en un acúmulo de grasa en el hígado, a consecuencia de las alteraciones metabólicas que produce el alcohol.
¿Qué se debe comer cuando se tiene el hígado graso?
Cuando se tiene hígado graso, una óptima alimentación se basa en seguir una dieta mediterránea, conocida por sus beneficios para la salud del corazón y el hígado. Esta dieta se caracteriza por ser rica en grasas monoinsaturadas, que se encuentran en alimentos como el aceite de oliva extra virgen, frutos secos y aguacates. Estas grasas son conocidas por su capacidad para reducir la inflamación y mejorar la salud del hígado.
Además, la dieta mediterránea también es abundante en ácidos grasos omega-3, que se encuentran en pescados grasos como el salmón, la caballa y las sardinas, así como en semillas de chía y nueces. Los omega-3 son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias y su capacidad para reducir la acumulación de grasa en el hígado, lo que los convierte en aliados clave en la lucha contra el hígado graso.
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¿Qué no se debe comer cuando se tiene el hígado graso?
Cuando se padece hígado graso, es crucial prestar atención a la dieta y evitar ciertos alimentos que pueden agravar la condición hepática. A continuación, te proporcionamos una lista de alimentos y bebidas que debes evitar o consumir con moderación para proteger la salud de tu hígado:
Azúcar y edulcorantes añadidos: El azúcar de mesa, la miel y otros edulcorantes añadidos pueden aumentar los niveles de grasa en el hígado y contribuir a la inflamación. Opta por alternativas más saludables como la stevia o el xilitol si necesitas endulzar tus comidas.
Bebidas azucaradas: Las bebidas carbonatadas y energéticas, así como los néctares, jugos y zumos de frutas comerciales, suelen ser ricos en azúcares añadidos. Estas bebidas pueden llevar a un aumento de grasa en el hígado y deben ser evitadas. En su lugar, opta por agua, infusiones de hierbas o jugos naturales bajos en azúcar.
Grasas trans: Las grasas trans, que se encuentran en muchos alimentos procesados y fritos, son conocidas por su capacidad para aumentar la inflamación y la acumulación de grasa en el hígado. Lee las etiquetas de los alimentos y evita los productos que contengan aceites parcialmente hidrogenados.
Alcohol: El consumo excesivo de alcohol es un factor de riesgo importante para el hígado graso y otras enfermedades hepáticas. Si tienes hígado graso, es recomendable evitar el alcohol por completo o limitar su consumo a cantidades mínimas, según las indicaciones de tu médico.
Alimentos procesados: Los alimentos altamente procesados, como los snacks, comidas rápidas y productos preenvasados, a menudo contienen aditivos, conservantes y grasas poco saludables que pueden empeorar la salud de tu hígado. Opta por alimentos frescos y naturales siempre que sea posible.
Carbohidratos refinados: Los carbohidratos refinados, como el pan blanco y los cereales azucarados, pueden causar picos en los niveles de azúcar en sangre y contribuir a la acumulación de grasa en el hígado. Elije opciones de granos enteros como el pan integral y la avena.
Alimentos ricos en sal: Un consumo excesivo de sal puede llevar a retención de líquidos y aumentar la presión arterial, lo que puede ser perjudicial para el hígado. Limita la ingesta de alimentos procesados y opta por sazonar tus comidas con hierbas y especias en lugar de sal.
Cada persona puede experimentar el hígado graso de manera diferente, por lo que es fundamental consultar a un profesional de la salud o un nutricionista cualificado para diseñar un plan de alimentación adecuado a tus necesidades individuales.
¿Cómo debe ser una dieta para hígado graso?
Cuando se tiene hígado graso, se ha de llevar la siguiente alimentación:
- Alimentación baja en CH (< del 50 % de las Kcal totales). Se ha demostrado que disminuir los CH, en un período corto de tiempo (3-4 meses), se podría revertir el hígado graso. Si se distribuyen los CH durante el día (agrupados en desayuno + comida), se ha demostrado que cronológicamente se absorben mejor.
- Limitar el consumo de fructosa/día libre. Se ha de intentar no tomar más de 30-40 g/día de fructosa libre, y siempre que la tomemos, ésta tiene que ir acompañada de fibra. Es decir, es mejor tomar la fruta entera que el zumo de frutas.
- Eliminar el consumo del tabaco. El tabaco lo que hace es que ese infiltre más cantidad de grasa en el hígado.
- Reducir/evitar el consumo de alcohol.
- Evitar los alimentos procesados, entre ellos alimentos que lleven grasas trans.
- Alimentación rica en polifenoles, carotenoidesy glucosinalatos.
- Mayor consumo de té verde (rico en antioxidantes, en concreto en epigalocatequina-3). Para que se liberen los antioxidantes, que son las catequinas, debemos de mantener la tetera cerrada, con el agua entorno a 95 ºC en contacto con la hoja de té verde, durante al menos 8 minutos, con la finalidad de que se libere la mayor concentración posible. Además, los tés japonés se deben de consumir más que los tés chinos, pues son más ricos en catequinas.
- Realizar ejercicio físico. Con respecto al ejercicio físico, se ha de establecer sesiones de alta intensidad y de corta duración. Además, la misma cantidad de ejercicio por la tarde, activa mucho más el metabolismo y quema más que por la mañana. Con lo cual se ha de priorizar el ejercicio por la tarde.
En resumen, seguir una dieta adecuada es esencial para controlar y revertir el hígado graso. Una alimentación centrada en alimentos frescos, ricos en grasas saludables, fibras y proteínas magras, junto con la eliminación de alimentos procesados, azúcares añadidos y grasas trans, puede marcar la diferencia en la salud de tu hígado. Además, es crucial limitar o evitar el consumo de alcohol si padeces esta afección. No olvides que siempre es aconsejable trabajar en conjunto con un profesional de la salud o un dietista registrado, quienes pueden personalizar un plan nutricional específico para tus necesidades individuales y monitorear tu progreso hacia un hígado más saludable. La adopción de buenos hábitos alimenticios puede ser la clave para proteger y mantener la salud de tu hígado a largo plazo.