En los últimos años, los profesionales de la psicología han puesto el foco de atención en los problemas psicológicos infantiles. El motivo es claro y preocupante: se ha demostrado científicamente que el 50% de los problemas de salud mental se inician antes de los 15 años. Estas son algunas de las señales que pueden indicar que tu hijo/a necesita ayuda psicológica.
Tabla de Contenidos
Toggle1. Problemas de comportamiento
Estos problemas son los más evidentes y observables por parte del adulto. Se trata de niños que desafían continuamente, que tienen rabietas, que no obedecen cuando se les da una orden o que tienen problemas con compañeros en el colegio.
2. Bajo rendimiento académico
A menudo encontramos en consulta a niños o adolescentes que anteriormente obtenían buenos resultados académicos y que, repentinamente, han bajado su rendimiento. Detrás de esto puede haber problemas sociales con compañeros o amigos, problemas familiares, emocionales, situaciones de acoso escolar, etc.
3. Problemas de concentración/atención
Muy relacionado con el punto anterior encontramos los problemas para concentrarse. En muchas ocasiones, este hecho puede indicar que el niño o adolescente tiene algunas preocupaciones que deben ser atendidas por un profesional. En otros casos, podemos hablar de problemas atencionales que también deben ser abordados.
4. Mayor irritabilidad
Si tu hijo presenta una mayor irritabilidad, es decir, discute con frecuencia, se queja continuamente o se enfada con facilidad, puede necesitar ayuda profesional. La irritabilidad muchas veces es una forma de exteriorizar la ira, pero en otras muchas ocasiones, la irritabilidad puede indicar que el niño está triste o preocupado.
5. Aislamiento social
Si vemos que el menor se aísla cada vez más y prefiere estar solo, por ejemplo, a la hora del recreo o jugando en casa, debemos estar alerta. Los niños que están tristes, experimentan ansiedad ante algunas situaciones o tienen problemas con compañeros, pueden mostrar una tendencia a estar solos.
6. Somatización
Este es un síntoma muy común en niños y que genera gran preocupación a los padres. La somatización se entiende como una forma de exteriorizar las dificultades emocionales (principalmente la ansiedad o miedos infantiles) en forma de dolencias físicas (por ejemplo: dolor de cabeza, de estómago, náuseas, vómitos, etc.). En estos casos las causas médicas están descartadas.
7. Cambios en el apetito
Otra señal importante es detectar un mayor o menor apetito en el niño o adolescente (en comparación con otros momentos de su vida).
8. Cambios en el sueño
De igual forma que el punto anterior, una tendencia de nuestro hijo a dormir más o dormir menos también es una señal de alarma. El malestar emocional influye habitualmente en la calidad del sueño.
9. Apatía o falta de energía
Otro indicador importante es observar en el niño o adolescente desmotivación, falta de energía o un bajo interés por actividades que antes disfrutaba.
10. Cualquier otro aspecto que interfiera en su vida diaria
En este punto se incluye cualquier otro aspecto que no se haya comentado anteriormente, pero que como padres consideréis relevante. También incluiríamos acontecimientos vitales importantes que puedan afectar al bienestar emocional del menor: cambio de ciudad, fallecimiento de un familiar, enfermedad grave, separación de los padres, etc.