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Toggle¿Cómo puede afectar una ruptura de pareja?
Las rupturas son duelos emocionales ante la perdida de la persona amada o de un proyecto de vida construido con esa persona que genera reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y fisiológicas. La persona que sufre la ruptura experimenta un cuadro desgarrador y desestabilizador en su vida, a diferencia de la persona que rompe habiendo encontrado cierto equilibrio para tomar la decisión esperable y natural. Sin embargo, las rupturas pueden tornarse complejas cuando no alcanza el equilibrio y mantiene a la persona afectada en estado de negación y culpa continua.
Una ruptura tiene más probabilidad de crear más impacto en la persona cuando:
- Es impredecible e inesperada.
- Cuando hay una gran expectativa de un proyecto de vida con esa persona y compromiso (comprar una casa, implicación en la familia, adopción de mascotas, etc).
- Intervención de terceras personas.
- La manera en la que finaliza la relación.
- Escasos recursos de afrontamiento.
- Autoestima, estilo de apego o dependencia emocional.
Cuáles son las etapas de una ruptura
El shock
Se caracteriza por la desorientación y el bloqueo ante la noticia de finalizar la relación, que vive la persona que es dejada de una manera más intensa, sobre todo, cuando persona dejada no ha captado las posibles señales previamente.
La tristeza
Este evento se vive como la perdida, no sólo de la persona amada, también de los proyectos que se han quedado a medio hacer o que han tenido que detenerse. Le acompaña una sensación de fracaso, de nostalgia y de pena.
La culpa
Resignación
Reconstrucción
Resolución
Consecuencias psicológicas de una ruptura
A nivel cognitivo:
- Apatía o sentimiento de vacío.
- Tristeza, desolación o incredulidad.
- Pensamiento obsesivo de búsqueda de una explicación.
- Baja autoestima, autoconcepto y sentimiento de fracaso o no ser querido.
- Estado de ansiedad.
- Miedo al futuro con pensamientos de soledad.
- Distorsión del pensamiento y de la imagen de la persona.
A nivel conductual:
- Aumento del consumo de alcohol, fármacos u otras sustancias
- Chequeo de redes sociales constantes
- Evitación de situaciones sociales o lugares
- Búsqueda de reconciliación o de información de expareja
- Dependencia a otras figuras de apego
- Evitación del tema de la ruptura
- Hipersexualización
A nivel físico:
- Perdida o aumento de apetito.
- Dificultades para dormir.
- Ataques de ansiedad.
- Llanto o irritabilidad constante.
¿Qué hacer para gestionar una ruptura de pareja de la mejor manera?
Ante todo, la persona debe entender que esto es un proceso de duelo y normalizar ese dolor ante la ruptura. En otras palabras, normalizar que ahora lo tienen que pasar mal, pero que deben prepararse para coger el control de sus vidas.
Una vez que asumimos esto empezamos con la fase de reconstrucción:
- Centrarse en el día a día: tenemos que estar presentes con los objetivos sencillos que nos marcamos hoy, momento a momento evitando pensar cómo te levantarás mañana.
- Salvo casos excepcionales, mantén tus obligaciones laborales o académicas, no importa si no estas al 100% pero esto te ayudará a que tu mente se centre en otras acciones.
- Buscar personas seguras con las que poder salir y desahogarte, pero sin caer en la exclusividad de hablar siempre del mismo tema, procura interesarte también por los demás.
- Oficializa la ruptura, afrontándolo como algo simbólico y natural.
- Implementa rutinas en tu día a día, actividades nuevas, ejercicio físico regular, autocuidado diario y semanal.
- CONTACTO CERO, evita ponerte en contacto con tu ex pareja o revisarle las redes. Para ello, bloquea o borra su numero y sus perfiles. Se que puede parecer inadecuado, pero no lo haces como gesto de hacer daño si no de reparar tu herida y cuidarte tú.
Vive este proceso como una manera de crecimiento personal aprendiendo de tus errores y tus éxitos, porque, aunque no lo creas también hiciste cosas bien. Si a pesar de ello no consigues sentirte pleno y en equilibrio, acude a un profesional a que te ayude a reconstruirte.