Puede que en algún momento hayas tenido la sensación de tener emociones que quizá no has sacado. Te contamos como sacar las emociones atrapadas.
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Toggle¿Qué son las emociones atrapadas?
Cuando emociones como el miedo, la ira o la tristeza, son rechazadas, castigadas o no son aceptadas por nuestro entorno, no nos permitimos sentirlas, dejándolas atrapadas junto a información que no se relaciona con su naturaleza ni corresponde a la situación que las generada.
¿Cómo quedan atrapadas las emociones?
El aferrarnos a creencias como, “no puedo estar triste”, “llorar es de débiles” o “sentir miedo es de cobardes”, hacen que no seamos capaces de aceptar nuestras emociones, encubriéndolas y mostrando otras que nos parecen más adecuadas, como el enfado en vez de la tristeza, así dejamos encapsuladas nuestras emociones de forma desorganizada.
Emociones atrapadas y traumas
En ocasiones, determinadas situaciones vitales con alto impacto emocional superan nuestros recursos o habilidades, generando emociones que nos abruman y que si no hemos aprendido a regular, provocan confusión en un sistema que no es resolutivo y que empezará a funcionar de forma poco eficiente, en bucle, adoptando las mismas soluciones inadecuadas, una y otra vez en estas y en otras situaciones similares, añadiendo presión y provocando el colapso.
Emociones no procesadas
Estas emociones que no se procesan adecuadamente, pueden volverse en nuestra contra, una tristeza no identificada, o expresada en forma de ira puede manifestarse en forma de depresión, somatizarse en síntomas físicos como tensión muscular, contracturas, migrañas, caída de pelo, alteraciones alimentarias o digestivas, asma, cansancio, alergia o/y hacernos sufrir episodios de ansiedad muy intensos que no sabemos de dónde provienen.
Cómo sacar las emociones atrapadas
Distinguir nuestras emociones, saber si sentimos miedo, tristeza, rabia, vergüenza, furia, nos permitirá ir al origen de esa emoción, identificar lo que la ha provocado, para adoptar soluciones que relacionen la situación y los recursos de los que disponemos.
Es importante procesar el acontecimiento en un espacio terapéutico seguro con la ayuda de un psicólogo para poder gestionar el evento lo mejor posible, elaborando respuestas propias que sean adaptativas, y que favorecen el aprendizaje en situaciones futuras.
Cuando no procesamos bien las emociones, no las distinguimos, no las expresamos o movilizamos otras distintas a las que sentimos confundimos a nuestro sistema emocional, el problema es que las emociones tarde o temprano salen.
Trabajar en nuestra inteligencia emocional, para aprender a identificar y distinguir las emociones en nuestro cuerpo, entender su función, permitirnos sentirlas y poderlas movilizar nos permite regularlas en función de la situación y los recursos que tenemos, esto es necesario para evitar que nuestro sistema colapse y reaccione como una olla a presión que explota en momentos inadecuados y fuera de todo control.