La gratitud es una herramienta poderosa que no solo mejora nuestra salud mental, sino que también nos ayuda a conectar con los demás y encontrar más significado en nuestras vidas. En este artículo, exploraremos cómo la gratitud influye en el bienestar emocional y te brindaremos técnicas simples para integrarla en tu día a día, mejorando tu calidad de vida.
La gratitud es una actitud que nos permite enfocarnos en aquello que sí tenemos o sí somos, en vez de en las carencias. A nivel neurológico, la gratitud nos permite liberar con mayor facilidad endorfinas, como dopamina y/o serotonina, ambas relacionadas con el estado de ánimo y su estabilidad. Por todo ello, el hecho de practicar la gratitud e instaurarla como hábito, favorece nuestro bienestar.
Es por todo ello que la Psicología Positiva ha puesto su interés en descubrir, a través de evidencia científica, qué beneficios ofrece la gratitud para la salud mental y el bienestar humano. Los beneficios que encontramos son:
- Aumento de la satisfacción ante la vida, pues nos permite focalizar en las partes positivas de las situaciones, lo que fomenta el optimismo.
- Afrontamiento ante las adversidades, fomentando la búsqueda de soluciones de forma activa, además de incrementar nuestra resiliencia.
- Fortalecimiento de las relaciones interpersonales, porque incrementa nuestra empatía y favorece la inteligencia para con el otro, por lo que nos ayuda a realizar nuevos vínculos y hacer más fuertes aquellos que ya tenemos.
- Aumento de la autoestima, a través del reconocimiento y valoración de nuestras fortalezas y de nuestras debilidades, con compasión, para permitirnos, a través del feedback, tener una visión más benévola con nosotros mismos.
- Reduce los niveles de estrés y mejora nuestra salud, promoviendo los estados de relajación y de agradecimiento, con el consiguiente beneficio en nuestra estabilidad emocional y física.
Ahora bien, ¿cómo podemos implementar la gratitud en nuestro día a día? Podemos empezar a incluir la palabra «gracias» es nuestro día a día, en las diferentes situaciones a las que nos enfrentemos; además, podemos registrar algunos momentos de nuestro día por los que estemos agradecidos. Podemos reconocer y evocar, de forma consciente, los logros que hayamos conseguido y evitar la autocrítica o la autoexigencia.
A pesar de todo, hay veces que necesitamos ayuda para fomentar esta práctica, por lo que contar con ayuda profesional puede ser un recurso fundamental.